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Los Trastornos de la Alimentación, o trastornos de la conducta alimentaria TCA, son enfermedades mentales que interfieren de alguna manera con la ingesta alimentaria, ya sea por exceso o por defecto, o por alteraciones cualitativas en alguno de los procesos implicados en la digestión normal de los alimentos. Los trastornos de la alimentación más comunes son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón. Todos ellos son más frecuentes en mujeres, aunque también pueden presentarse en varones.
La detección precoz y el tratamiento intensivo, aunque sin alarmismos, de cualquiera de los trastornos de la conducta alimentaria TCA, va a favorecer una evolución con un menor deterioro nutricional y metabólico, social y académico o laboral. Los trastornos de la alimentación con frecuencia coexisten con otras enfermedades como la depresión, el abuso de sustancias, los trastornos de ansiedad y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
La bulimia nerviosa se caracteriza por la presencia de episodios de ingesta de gran cantidad de comida en un corto periodo de tiempo. Estos episodios se denominan atracones y en ocasiones se acompañan de vómitos auto-provocados con la falsa esperanza de no asimilar los nutrientes ingeridos y perder peso. Generalmente, los atracones ocurren en solitario y pueden permanecer ocultos durante muchos años. Además no suele existir una importante pérdida de peso, siendo más típica la fluctuación en breves intervalos de tiempo, lo que ayuda a que pase desapercibido. Con mucha frecuencia aparecen conductas compensatorias de los atracones como el ejercicio excesivo, la restricción alimentaria y conductas purgativas como la conducta de vómito o el empleo de laxantes y diuréticos.
En nuestra consulta ofrecemos una aproximación integral al tratamiento de los trastornos de la conducta alimentaria TCA, con profesionales con una amplia experiencia laboral en el tratamiento de la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón.
La bulimia nerviosa se caracteriza por episodios frecuentes y recurrentes de ingesta de cantidades extremadamente grandes de comida, acompañados de una sensación de falta de control sobre uno mismo. Con mucha frecuencia el atracón es seguido de una necesidad imperiosa de purgarse (usualmente a escondidas), ya sea por la culpa que genera, el temor a ganar peso, las sensaciones de malestar abdominal, etc. Las conductas de purga y compensación de la ingesta son diversas: vómitos, uso de laxantes o diuréticos, empleo inadecuado de fármacos, ejercicio extenuante o nuevos períodos de ayuno.
A diferencia de la anorexia nerviosa, las personas con bulimia nerviosa generalmente mantienen lo que se considera un peso saludable, mientras que algunas tienen un poco de sobrepeso o muestran cambios frecuentes de peso en breves períodos de tiempo. Al igual que las que padecen anorexia nerviosa, estas personas tienen miedo de engordar, quieren desesperadamente perder peso y se sienten muy insatisfechas con la forma y el tamaño de su cuerpo. Por lo general, el comportamiento bulímico es ocultado, dado que va acompañado de un sentimiento de vergüenza. El ciclo de atracón y purga puede darse varias veces a la semana e incluso varias veces al día.
Una vez que el impulso de comer aparece la posibilidad de control es mínima (sin un tratamiento adecuado o un esfuerzo notable) sea la hora que sea, se esté en el lugar en que se esté. El ayuno predispone a un atracón que puede aparecer en minutos u horas. Al día siguiente la persona con bulimia nerviosa encontrará dificultades para levantarse, pudiendo iniciar un absentismo escolar o laboral progresivo. El caos horario se puede extender a todas las actividades de la vida, hasta que el día se trasforma en una sucesión de atracones y de vómitos.
Como en la anorexia nerviosa, la persona que padece bulimia nerviosa presentará miedo a engordar, a perder el control sobre la ingesta, depositará su autovalía en la imagen corporal o en su capacidad para ayunar y se mostrará irritable o triste cuando no lo consigue.
Los síntomas de la bulimia nerviosa incluyen:
Al igual que sucede en la anorexia nerviosa, el tratamiento de la bulimia nerviosa implica una combinación de opciones y depende de las necesidades y motivación de la persona que la padece. Para disminuir o eliminar el comportamiento de atracones y purgas, es probable que el paciente reciba asesoramiento nutricional y psicoterapia, en especial la terapia cognitiva-conductual (o TCC), o que se le recete algún medicamento. La terapia cognitiva-conductual ayuda a concentrarse en sus problemas actuales y cómo resolverlos. El terapeuta ayuda al paciente a aprender a identificar los patrones de pensamientos distorsionados o inútiles, reconocer y cambiar las creencias erróneas, relacionarse con los demás de forma más positiva y en consecuencia, cambiar los comportamientos.
La terapia cognitiva-conductual que fue adaptada para tratar la bulimia nerviosa también demostró ser efectiva para cambiar el comportamiento de atracones y purgas así como los hábitos alimenticios. La terapia puede ser individual o grupal.
Algunos antidepresivos, como la fluoxetina, pueden ayudar a pacientes que también sufren depresión y/o ansiedad. Asimismo, la fluoxetina parece ayudar a disminuir el comportamiento de atracones y purgas, reducir la posibilidad de una recaída y mejorar los hábitos alimenticios.
El tratamiento motivacional puede ayudar a quien no tenga claros los beneficios del cambio o no se comprometa con el tratamiento.
Los trastornos de la alimentación generalmente aparecen durante la adolescencia o adultez temprana. Afectan tanto a hombres como a mujeres, aunque son mayoritarios en este último género.
Al igual que las mujeres que padecen trastornos de la alimentación, los hombres pueden tener una imagen corporal distorsionada. Para algunos, los síntomas son similares a los observados en las mujeres. En otros, el inicio puede estar marcado por una dismorfia muscular, un tipo de trastorno que se caracteriza por una preocupación extrema por aumentar la masa muscular. A diferencia de las mujeres con trastornos de la alimentación, que en la mayoría de los casos lo único que quieren es perder peso, algunos de los hombres con dismorfia muscular se ven más pequeños de lo que en realidad son y quieren engordar o desarrollar más masa muscular. Los niños y los hombres corren un riesgo mayor de usar esteroides u otros fármacos peligrosos con el objetivo de aumentar su musculatura.
Se desconoce cuántos adultos y jóvenes padecen otros trastornos de la alimentaciones serios y significativos, como los trastornos de la alimentación no especificados. Estos trastornos incluyen los trastornos de la alimentación que no cumplen los criterios para los cuadros descritos anteriormente: anorexia nerviosa, bulimia nerviosa o trastorno por atracón.
Recomendamos la lectura de un pequeño libro en el que algunos de nosotros participamos, publicado por la Consejería de Políticas Sociales y familia de la Comunidad de Madrid:
www.madrid.org/bvirtual/BVCM007184.pdf