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Hay una estrecha relación entre las enfermedades mentales y el consumo de sustancias adictivas, que se manifiesta especialmente en trastornos psicóticos y otros trastornos de la personalidad.
La patología dual surge como la presencia simultánea en una misma persona de uno o más trastornos relacionados con el consumo de sustancias adictivas y uno o más trastornos mentales. El concepto de dualidad es muy heterogéneo, aplicándose todas las variaciones posibles de dependencia y de desórdenes psiquiátricos, al igual que sus combinaciones posibles. Actualmente, algunos especialistas no lo consideran un diagnóstico específico y por lo tanto, en su práctica clínica a menudo se tratan por separado ambas condiciones.
Las evidencias epidemiológicas acumuladas en las últimas décadas indican que los trastornos duales (o de patología dual) son tan frecuentes que deberían esperarse más que ser considerados como una excepción. La prevalencia de la patología dual es superior al 50%. Estos estudios epidemiológicos presentan una dificultad y es que están diseñados para detectar categorías diagnósticas y no diferentes dimensiones de rasgos o estados patológicos de trastornos mentales, lo que indica un más que probable infradiagnóstico. La patología dual conlleva mayores dificultades en su detección, diagnóstico y tratamiento, un mayor uso de recursos, lo que puede comprometer las posibilidades de éxito en le tratamiento de la enfermedad.
Los trastornos o síntomas psiquiátricos asociados al consumo problemático de sustancias y las conductas adictivas, es decir, lo que nos referimos como patología dual, es probable que pertenezcan a los llamados trastornos del neurodesarrollo. Se trata de trastornos que comienzan en edades muy tempranas en el desarrollo y se pueden manifestar como diferentes fenotipos, que adoptan expresiones de diferentes síntomas psiquiátricos, incluyendo la adicción u otras enfermedades mentales a lo largo de la vida.
Las drogas o adicciones (internet, juego patológico, cocaína, heroína, cannabis, alcohol) van a relacionarse con trastornos mentales, desde las psicosis (esquizofrenia, trastorno bipolar), pasando por la ansiedad, la depresión o el epígrafe más amplio dedicado a los trastornos de la personalidad. Los síntomas son los derivados de cada trastorno que el sujeto porte con el añadido de la sustancia adictiva. Algunos de los síntomas son:
Se conoce como chemsex al término proveniente del inglés ("chemical sex"" o sexo químico), al uso intencionado de drogas psicoactivas para mantener relaciones sexuales, entre hombres que tienen sexo con hombres (HSH), habitualmente durante largos periodos de tiempo y con múltiples parejas. Este fenómeno también se ha denominado "Party and Play" ("PnP") en Norteamérica y en Australia "intensive sex partying". En España esta práctica de conoce como "sesión" "colocón" o "chills" entre otros nombres. El uso de sustancias en este contexto por vía intravenosa se conoce como slam, slamming o slamsex.
Las principales drogas utilizadas en el chemsex han sido mefedrona (mefe), γ-hidroxibutirato/ γ-butirolactona (GHB/GBL) y metanfetamina (Tina) aunque dependiendo de la zona geográfica, otras sustancias se han asociado a esta práctica, como la cocaína, Poppers, MDMA (éxtasis), alfa-PVP (alfa), entre otras. Otro aspecto fundamental del fenómeno es el uso de fenómeno, como es el uso de aplicaciones sociales de geolocalización para encontrar o participar en "sesiones".
Es importante destacar que el chemsex no es en sí mismo una psicopatología, sino que es una práctica que se asocia a diversos riesgos a nivel físico y de salud mental.
Para saber más, vea la sección de Chemsex.